Helecho águila (Pteridium aquilinum- Iñastorra, garoa)
Aquí tenemos al helecho común, o helecho águila (Pteridium aquilinum- Iñastorra, garoa), una de esas bellezas maquiavélicas con las que nos sorprende a veces el mundo
vegetal.
Este helecho es el más común de los helechos de la Península Ibérica;
de hecho es el helecho con una distribución mundial más extensa; está presente
en toda la Tierra a excepción de las zonas polares y de los desiertos. El
helecho águila es el silencioso conquistador del planeta.
Su nombre deriva de “pteridium”, diminutivo de “pteris”, ala, y “aquilinum”:
“como águila”. Los frondes (los helechos no tienen hojas, tienen frondes) del helecho
águila son como pequeñas alas de águila, o así los vio Paracelso. O quizá su
nombre se deba a que si cortas el peciolo de este helecho aparece la silueta de
un águila bicéfala en sus haces conductores.
Estamos ante una planta tóxica global (esta es una de las 5 plantas más
comunes del planeta), que lleva en la Tierra casi tanto tiempo como las
cucarachas, y que se muestra decidido a sobrevivirlas. Y para ello sigue unos
dogmas vitales dignos de Maquiavelo, que
a modo de decálogo paso a enumerar:
.- Hunde las raíces más profundamente que los demás.
.- Se agradable, mas no seas
atractivo.
.- No ofrezcas lisonjas
esperando recompensas, depende exclusivamente de ti.
.- Extiéndete por territorios
pobres, son más abundantes que los ricos.
.- No dejes vivir nadie a tu
sombra.
.- Avanza con tranquilidad, sin que se perciba.
.- Disemina tus semillas solo después de las catástrofes.
.- Aunque seas grande, el más grande, que no se aprecie.
.- No ataques, pero defiéndete con el más letal de los venenos, aunque
sea lento.
.- Defiéndete repitiendo la información.
El helecho águila es tóxico porque contiene una sustancia
que ataca y destruye la vitamina B, crucial en el metabolismo energético de las
células. Además es un potente cancerígeno, su ingesta se ha relacionado
directamente con la aparición de diversos tipos de cáncer de estómago en el Ser
Humano y provoca grandes pérdidas en las cabañas ganaderas de todo el mundo
puesto que provoca gran mortandad en el ganado vacuno y en menor medida en el
bobino. Es la única planta superior capaz de provocar cáncer en los animales de
la granja, es además la “maleza” más importante del mundo tanto por su amplia
distribución como por la dificultad de su erradicación.
Aguanta perfectamente los incendios forestales, y de hecho
el fuego parece ser el mejor inductor en la creación de esporas ampliando así su
dispersión. Además, tras un incendio forestal la ausencia de plantas
competidoras le permite brotar más vigorosamente. La siega masiva tampoco acaba
con él y además provoca similares resultados que el fuego. Se han buscado
soluciones químicas a esta silenciosa invasión mundial que tampoco han dado
resultados satisfactorios; su profundo sistema rizomatoso puede penetrar hasta
cincuenta metros bajo el suelo, lo que hace que para “envenenarlo” hay que,
prácticamente, “esterilizar” el suelo. El helecho águila posee un tallo
rastrero y subterráneo (rizoma) que se
extiende ampliamente creando una red de varias decenas de kilómetros cuadrados. Además estos
tallos tienen una sorprendente longevidad; se han descrito casos en los que se
les ha calculado una edad de 650 años. También se ha estudiado la posibilidad de
entablar algún tipo de “guerra biológica” contra él, con nulos resultados hasta
ahora. Todos los métodos empleados para su erradicación (y han sido muchos y
muy caros, sobre todo en Irlanda debido a los enormes perjuicios que ocasiona a
la cabaña ganadera) no solo no han servido para nada, sino para extender aún
más el territorio del helecho águila, sin que este sufriera ni el más mínimo arañazo.
La invasión mundial por parte del helecho común es, en
parte, una respuesta ante la pésima gestión del suelo que hacemos los humanos,
una contestación en forma de veneno silencioso, de conquista agazapada.
Muchos consideran que la Madre Tierra no puede permanecer
impasible ante los abusos que la especie humana ejerce sobre ella. Pero existen
especies, y esta es una de ellas, que parecen preparadas para la revolución de
lo que vendrá, especies decididas a arrinconarnos. Son especies tan competitivas como la propia
Humanidad, y que habitualmente emplean métodos tan maquiavélicos como el
helecho águila, que parece haber aprendido sus tácticas de algunos humanos que,
sin salir por la tele o en los periódicos, dibujan y perfilan (o lo intentan)
el futuro del Mundo a su antojo.
Juan Goñi.
Consuela pensar que la madre tierra es mas poderosa
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